Hoy vamos a hablar de una afección muy común en el Shih Tzu, aunque no exclusiva de esta. Y es que si alguna vez has visto a tu perrito un leve bultito en la tripita, lo más aseguro es que estés viendo una hernia umbilical.

Las hernias umbilicales, a diferencia de otro tipo de hernias, suelen ser inofensivas y no producen síntomas ni malestar a los perros. Se conforman por lo general desde cachorros, aunque también pueden aparecer por causa de un traumatismo, o en cualquier edad por otros factores.

Su origen comienza en el cordón umbilical. Muchas perritas a la hora del parto, en el proceso de arrancamiento del cordón, estiran de más y dañan levemente las estructuras que todavía la conectan al abdomen. Algunos expertos del mundo animal dicen también que hay un componente genético, aunque no hemos encontrado estudios que corroboren una  u otra hipótesis.

Cuando el cordón umbilical restante se seca y cae, deja un pequeño agujero que irá cicatrizando. Si por diversas causas, esta no lo hiciera, puede aparecer la llamada hernia umbilical. El agujero en la pared abdominal no se cierra del todo, pero la piel sobre él sí. Se caracteriza por ser un bultito en el ombligo, suave, blando y liso, y por general de unos dos o tres cm (como un garbanzo o una canica pequeña).

Por ese pequeño espacio, puede llegar a salir contenido abdominal hacia fuera (por lo general grasa). Hay que vigilar que este pequeño abultamiento siga siendo blandito, y llegue a retraerse hacia dentro cuando le hacemos una leve presión. En ese caso, todo está correcto y no requerirá de ningún tipo de tratamiento.

Estas hernias son muy frecuentes, y no deben preocuparnos en general. La mayoría de veterinarios deciden esperar hasta los seis meses para el tratamiento, ya que puede cerrarse por si misma en el tiempo.

El tratamiento en estos casos suele ser estético si no crece y no molesta; ya que nuestro compañero podría vivir perfectamente con ella. Su corrección contempla la anestesia, una leve incisión en la zona, la colocación del material abdominal en su lugar agarrado por varios puntos de sutura, y un par de puntos para cerrar la incisión. Es una intervención muy pequeña sin apenas riesgos.

Si se diera el caso de que la hernia umbilical al tacto está duro, no se retrae, presenta un color feo, le duele cuando le tocamos o nuestro perro tiene síntomas como fiebre o vómitos, deberemos informar al veterinario para que valore una posible intervención. Estas hernias son las llamadas estranguladas y requieren de tratamiento inmediato.

Como siempre os recomendamos visitar a vuestro veterinario para examinar a vuestro cachorro y os informe de las diferentes perspectivas. Por otra parte, aquí os dejamos un resumen de lo dicho, en un post escrito por un veterinario http://www.vidavet.es/index.php/71-opinion/798-hernia-umbilical

Y un video con una explicación muy sencilla.