Historia del Shih Tzu
El Shih Tzu llegó desde el lejano oriente para enamorarnos. Su nombre significa «pequeño león tibetano» y es dado por su aspecto aleonado; pero dista mucho de la fiereza del rey de la selva. Este pequeño perrito es un compendio de amor, lealtad y pelo. Mucho pelo. Este es sin duda el perro hogareño por excelencia, tiene un carácter tranquilo, por lo que raramente ladrará y no requiere de mucha actividad. Por lo general, prefiere tumbarse en cualquier esquina a dar largos paseos.
El Shih Tzu en Oriente
Su origen se encuentra en la mezcla del Pekinés Imperial de China y el Lapsha Apsho de Nepal. Aunque hay voces que dicen que el Chin Japonés tuvo puso su granito de arena. Hay una bonita leyenda que cuenta de Buda fue salvado por uno de estos perritos al convertirse en un león y como recompensa le dejo una marca blanca en la frente. Es precisamente esta bendición la que siempre aparece en todos sus ejemplares.
En la historia el Shih Tzu es una raza vinculada fuertemente a la realeza china y eran tratados con gran cuidado. Eran atendidos por eunucos, otorgándoles todo tipo de honores, y alimentandoles en la misma mesa del emperador. Eran un regalo habitual que se hacían entre personajes de gran renombre, como ofrendas de paz, e incluso solían ser adquiridos como trofeos de guerra. El primer registro del que se tiene constancia es del 624 DC, en la dinastía Tang y posteriormente se le ha ido mencionando aquí y allá, siempre ligados a los nombres de emperadores y nobles. Precisamente durante la revolución china se perdieron muchos ejemplares, aunque se siguió criando de manera menor.
Se dice que los chinos prohibían que los Shih Tzus salieran del país, negándose a su venta y para ello envenenaban a todos los ejemplares que pretendían salir de sus fronteras. Es un rumor, pero la verdad es que parece que todos los ejemplares morían al poco de salir. Hoy en día, con nuestros conocimientos podríamos decir que posiblemente se debía a alguna enfermedad vírica con alguna cepa para la cual su cuerpo no estaba inmunizados. Lo cierto es que tampoco ayudaba que cualquiera que intentara exportar un Shih Tzu de manera ilegal fuera condenado a muerte, ya que se consideraba eran propiedad de la familia real.
Su camino hacia Europa
Las dos primeras parejas fueron importadas con éxito en 1930, a Gran Bretaña, por el general Sir Douglas y Lady Brownrigg. Cuatro años después se fundó el Shih Tzu Club, y poco después los primeros campeonatos tuvieron lugar. Este mismo club aceptó ejemplares más pequeños de lo que originalmente eran los Shih Tzus importados para adaptarse a los gustos europeos. A Estados Unidos no llegaron hasta 1950, desde Inglaterra, Francia, Suecia y Dinamarca, aunque hay archivos que indican que se inscribieron Shih Tzus como Lapshas mucho antes. No fue hasta que en 1955 la AKC la aceptó finalmente como raza. Entre medias hubo bastantes giros y problemas para definir al Shih Tzu tal y como lo conocemos actualmente, ya que los múltiples cruces con Lapshas y Pekineses no ayudaban.
Entre 1930 y 1960 se registraron cerca de 1300 Shih Tzu solo en Inglaterra.
Síguenos en redes sociales