La comunicación de los perros es un tema complejo. Sabemos de sobra que el habla no es el único medio de comunicación de existe. Está el lenguaje no verbal, el químico, artificial, social… Los animales, por lo general, utilizan el lenguaje no verbal para comunicarse en su día a día, entre sus congéneres y con otras especias, dejando el lenguaje oral para situaciones más concretas de peligro, el celo o dolor.

El perro no es una excepción. Nuestros amigos de cuatro patas son capaces de comunicarse con nosotros con todo su cuerpo, y es nuestro trabajo saber identificar esas señales para comprender mejor sus necesidades. Los cachorros aprenden esta forma de comunicarse de su madre, de otros perros y sus hermanos, desde la octava semana de vida hasta la doceava, aproximadamente. Es por ello tan importante que estén con su familia hasta esta edad, para que se realice una buena impronta y socialización. Durante este tiempo comprende cuál es su posición en la manada, cómo se interactúan con los humanos y cuáles son las reglas de comportamiento general aceptadas y los inaceptables. Si utilizamos estas mismas pautas para comunicarnos con ellos, tendrá mucha más efectividad nuestra comunicación. Y si el perro entiende qué le estamos pidiendo se sentirá más completo, más parte de la familia/manada.

La posición de la cola, cuerpo y orejas, la forma de andar, los ojos, hasta la posición del pelo, nos pueden ayudar a entenderles. Veamos cuales son las señales a las que tenemos que estar atentos.

El rostro

El rostro de un perro está compuesto por unos 200 a 400 músculos (dependiendo de la raza), y algunos de ellos pueden tener 50músculos solo en las orejas. Los humanos apenas tenemos una treintena. Es por ello que los perros son capaces de realizar microexpresiones mucho mejor que nosotros. Pero no, necesariamente, tienen que significar lo mismo.

Un claro ejemplo es la sonrisa. Los perros no sonríen, al menos no como nosotros. En  redes sociales es muy habitual que se enseñen grandes sonrisas, pero esta no es la forma habitual en la que nuestro perro pueda mostrar su felicidad. De hecho, enseñar los dientes suele ser habitualmente una reacción agresiva que hay que evitar. Otra cosa sería si esa sonrisa es realizada junto a una lengua relajada fuera de los belfos y ojos entrecerrados, así como un jadeo leve, lo que suele indicar calma, no felicidad.

De hecho, su forma de dar besitos y demostrar cariño es lamiendo. Es por ello que dejar que nos lama puede profundizar el lazo que tiene con nosotros. Dar “besitos” lamiendo a otros perros u animales vendría a tener el mismo significado, una muestra de cariño. Es un comportamiento que copia a la madre, cuando de cachorros se ocupa de acicalar a su camada lamiéndoles profusamente.

 

Posición de las orejas, nariz y cola

La posición de estas tres suele estar intrínsecamente relacionados. No hay un significado aislado sólo por el movimiento o posición de uno de ellos, sino que cobran sentido en su conjunto.

La cola puede decirnos prácticamente todo lo que necesitamos saber sobre el estado anímico de nuestro perro. Si a la par miramos la posición de las orejas, podremos entender perfectamente. Una cola que se agita suele indicar felicidad, o excitación. Si la cola se agita fuertemente, y las orejas están erguidas y en punta, será excitación (ver a alguien nuevo, por ejemplo). Si la cola está recta y, en punta, así como las orejas rectas pero levemente hacia atrás, suele indicar expectación negativa o agresividad. En cambio, si la cola está por debajo del cuerpo, y las orejas gachas, es sin duda, miedo.

Las orejas son igualmente polivalentes: si se mantienen hacia delante, con los ojos muy abiertos e inmóvil (aunque puede mover la cola muy levemente), es que está atento algo o alguien.

Cachorro con miedo

El arrugar la nariz, a diferencia de los humanos, suele indicar una creciente agresividad. Bostezar, en cambio, no es sólo aburrimiento, sino calma o incluso agobio lo que muestra, dependiendo del resto de señales. Calma si está tumbado, sentado e indiferente al resto del mundo. Agobio si se acompaña de lamerse continuamente los labios y nos gira la cabeza, aunque sigue observándonos de reojo. Está vigilando nuestros movimientos, pero aún no siente agresividad, sólo se siente inseguro.

El morro también sirve para llamar nuestra atención, por ejemplo cuando nos golpean levemente con él. Algunos perros incluso lo acompañan de pequeños pellizcos con los dientes a nuestro pantalón, o lamiéndolo.

¡Y los suspiros pueden ser igualmente confusos! Si suspiran en ciertas situaciones pueden ser una muestra de calma, o de decepción.

Gruñidos

El gruñido es, por lo general, un aviso. No es un ataqué per se, sino que nos está pidiendo espacio de la única manera que sabe. Lo mismo ocurre cuando juegan dos cachorros, y uno de ellos se harta y le pide al otro que pare. O cuando una madre pone límites a sus hijos. En caso de no hacer caso a este gruñido, el siguiente paso que tomará será seguramente la mordida. El gruñido suele ir acompañado de pelo erizado, cuerpo recto e inmóvil, cola erecta.

Pero el gruñido en el juego, también puede indicar simplemente el disfrute. Nuevamente será el resto de señales el que nos haga saber en cuál de estas posiciones nos encontramos. Juego de intensidad media, acompañado de correr y saltar, por lo general es una buena señal.

Ladridos

No tienen por qué indicar algo malo. Los ladridos suelen ser una forma de acentuar aquello que ya nos están mostrando con el resto del cuerpo y la situación en la que nos encontremos. Por ejemplo, si estamos jugando, un ladrido puede ser la muestra de su excitación más pronunciada. Pero si estamos relajados en casa y de repente llaman a la puerta, su ladrido puede indicar alarma ante una situación extraña.

La graduación misma del ladrido puede ser un indicador de lo que esté ocurriendo. Los tonos graves suelen ir asociados a amenazas, mientras que los agudos están mas relacionados con el juego y la súplica (como ocurre con la ansiedad por separación).

Los gemidos, a medio camino entre los gruñidos y los ladridos, pueden indicar felicidad, ansiedad, miedo o sumisión. Todo dependerá del resto de factores, nuevamente. Un ejemplo claro es cuando un cachorro gime, porque está solo o porque está comiendo algo que le gusta y quiere más.

Hay muchas más señales auditivas a parte del ladrido, el gemido y el gruñido, como pueden ser el aullido, el silbido, el gañido, o el grito. Y todos ellos indican nuevamente algo diferente dependiendo de la graduación e intensidad.

Olor

Un olor fuerte como a almizcle puede indicar terror. Es causado por las glándulas anales, que expulsan un líquido pestilente ante una situación de miedo, y hace que, durante un largo tiempo, nuestro perro tenga un olor penetrante y un tanto desagradable. En este caso, irá acompañado por lo general de orejas bajas, cola enroscada por debajo del cuerpo, cuerpo agazapado, cara al suelo y ojos abiertos y dilatados, así como temblores.

Por otro lado, los perros utilizan los olores como medio activo de comunicación. Es el caso, por ejemplo, del marcaje. La orina, las heces y las glándulas anales juegan un papel muy importante para darse a conocer a otros animales. Y es que las glándulas anales producen ciertas feromonas atrayentes, y ese es el motivo por el cual los perros olfatean el trasero de otros. Hay que saber que no son la única glándula que las emiten, los perros también emiten feromonas a través del resto de glándulas sebáceas, ubicadas en las orejas, órganos sexuales, mamas, labios y patas. Si os dais cuenta, todas estas zonas son olfateadas en algún momento por nuestros compañeros de cuatro patas, en distintos momentos. Y es que cada una de ellas transmiten una información diferente: los órganos sexuales emiten información sexual y social del animal, las orejas, boca y el perianal en cambio una información sobre el individuo en concreto.

Posición del cuerpo

Tumbarse boca arriba es un signo de sumisión, pero también puede ser un signo de confianza ante nosotros. Todo depende nuevamente de la situación, de si hay una amenaza inminente (de una persona u otro perro) o de si estamos compartiendo en ese momento juegos y cariños.

Rascar el suelo con la pata puede ser debido a que está exigiéndonos algo, pero si lo acompaña de un movimiento de cabeza como si estuviera lazando algo desde el suelo, suele ser un instinto heredado de sus ancestros quienes enterraban la comida de ese modo. Suelen realizarlo con la comida, o juguetes que pretenden guardar para más tarde.

Hacer una especie de reverencia a otro perro, con la cola erguida y moviéndose, la boca y los ojos abiertos, y las orejas en punta, es que está pidiendo jugar con él. A veces, si no lo consigue a la primera, lo acompaña de ladridos y saltos de un lado a otro.

Resumen y más información sobre la comunicación en los perros

El tema, como podéis ver, es bastante complejo. Hay que ser observador y respetuoso con nuestro perro y es nuestra responsabilidad el saber qué nos está diciendo a cada momento. Y en caso de no saber interpretar sus señales, contactar con un profesional adiestrador/etólogo que nos vaya guiando. Si os interesa mucho este tema, os vamos a dejar por aquí abajo varios enlaces que hemos encontrado interesantes.